Nuestra historia comienza cuando un joven viajero regresa a Argentina luego de 4 años viajando por 25 países. Este viajero llamado Juan vuelve a sus raíces y puede visualizar que su país es un país con todos estos paisajes que conoció por tantos otros lugares. Por esto, buscó generar espacios para brindar hospedaje en la Patagonia para que cada persona que llegue pueda sentirse como en casa. Como a él le pasó. Siente la empatía de esas personas que deciden viajar y se siente más un huésped que dueño.

Ser un viajero es una filosofía de vida y es un proyecto personal. Y ésta es una manera de viajar, rodearse de gente que lo está haciendo. Sentirse cómodo, econtrar lindos espacios y rincones. Buena atención del personal y un buen desayuno son las bases de nuestra historia. Pero anteriormente hubo un paso importante para poder llegar a la montaña.

Todo comenzó en el mar, puntualmente en la playa de Bahia Creek, ubicada también en la provincia de Río Negro. Fue su primer proyecto hotelero, el Hostel Refugio Perdido es un hospedaje plenamente sustentable en la costa atlántica. Entre el mar y el campo dunar más extenso de la Patagonia. Un lugar de desconexión artificial y tecnología. Y conexión con lo real y natural.

Hasta que un día sintió que quería unir el mar con la montaña utilizando el tren patagónico que va desde Viedma a Bariloche, y también que el mundo conozca esta experiencia. Es por esto que comienza su segundo proyecto en San Carlos de Bariloche. Ciudad donde toda su familia creció antes de mudarse al mar. Por una conexión muy grande con su abuela, pionera entre los primeros pobladores de esta región. Hoy en homenaje a ella, el hotel lleva su nombre. Selva India.